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La Perfección de los Siete Shabatot

  • Foto del escritor: Gershom Peretz | Moreh
    Gershom Peretz | Moreh
  • 15 abr 2021
  • 3 Min. de lectura

Actualizado: 9 abr


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El libro de Vaikrá declara:


“Habréis de contar para vosotros desde el día siguiente a la festividad (de Pesaj, literalmente el Shabat), desde el día posterior al séptimo Shabat, cuando haya (un total) de cincuenta días. En ese día podréis ofrendar una nueva oblación (dos hogazas de pan) al Eterno”. Vayikra 23: 15-16


La Torá recalca que, al inicio del período del Omer, simbolizando por la ofrenda de cebada, al igual que su conclusión, con la ofrenda de las dos hogazas de pan, están ligados al concepto de Shabat. El Objetivo del período de la cuenta del Omer consiste en alcanzar un estado de conciencia del Shabat, en el que podamos claramente discernir la Presencia Divina a través de los sentidos.


Nuestros sabios, en sus escritos, nos enseñan que durante la noche de Pesaj, los Israelitas no habían aún alcanzado un estado de pureza total, pues en cierto grado, la inmundicia idolatra de Egipto persistía en ellos. Por tal razón El Eterno los envió a contar siete semanas en preparación para la unificación espiritual que tendría lugar en Shabuot, tal como una mujer cuyo flujo menstrual ha cesado debe contar siete días de pureza antes de sumergirse en el mikveh, (baño ritual), y reanudar la relación conyugal con su esposo.


El efecto purificador de Pesaj es similar al Shabat, pues ambos persiguen traer santidad a la Congregación de Israel y toda la humanidad, como está escrito: “Cuidad Mis Shabatot, pues cosa santa es para vosotros”, en otras palabras, “porque os trae santidad”. La Luz del Shabat resplandece con tanta intensidad que su santidad ahuyenta el poder del mal. La Luz obliga al mal a debilitar su control sobre todo aquel que guarda el Shabat, pese a la impureza que aún se aferra a nosotros si aún no hemos completado nuestro perfeccionamiento a través de la Teshuvá.


Para poder conservar esta Luz después del Shabat, es importante trascender y observar todo lo requerido por la Torá. Cabe recalcar que el Yetzer Hará que habita en nosotros tratará de inclinarnos, a no estar conectados con la Luz de la Torá. Rabino Shaul les habla a los hermanos de Galicia, y les dice en su carta, “Porque el deseo de la mala inclinación (Yetzer Hará) es contrario a los deseos del Ruaj (espíritu), y los deseos del Ruaj contra la mala inclinación y estos dos principios se oponen mutuamente para que no hagáis lo que es vuestro deber”.



Los, Moedim, proporcionan la energía especial que se requiere para erradicar la raíz de la impureza y la maldad de nuestro interior. Los Moedim se denominan “días sagrados para santidad” porque constituyen el medio para que la santidad habite dentro de nosotros eternamente.


La Santidad del Shabat, después de una festividad permanece para que seamos una fuente constante de inspiración. Como resultado la persona puede incrementar su nivel de kedushá (Santidad), y cercanía al Eterno de Shabat en Shabat. Nuestros sabios nos enseñan que quienes profanan las festividades, pensando que obtiene suficiente santidad por medio del Shabat, son como los que piden agua sin tener un recipiente para contenerla. El pueblo de Israel cuando salió de Egipto no contaba con toda la kedushá necesaria para recibir la Torá, El Eterno que es infinitamente Bueno y para siempre Su Misericordia, dio la Cuenta del Omer para un refinamiento y poder esforzare a elevarse en kedushá, preparándose así para el encuentro con la Presencia Divina, la entrega de nuestra Santa Torá.


En este período de la cuenta del Omer, es imperativo traer un refinamiento de kesdushá a nuestras vidas para completar la voluntad de nuestro Creador. Cada día que contamos nos acercamos más y más a ese momento tan esperado, la entrega de la Torá.


Que El Bendito Sea nos dé la fuerza necesaria para alcanzar la voluntad de nuestro Creador.


 
 
 

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